Lacan, ese psicoanalista que no buscaba ser comprendido en sus ideas, decía que el amor es dar a otra persona algo que no se tiene. ¡Menuda definición! y aún así prefiero la manera en cómo Zizek lo complementa: "...a alguien que no lo quiere". Amar es dar lo que no se tiene, a alguien que no lo quiere. Grandioso sería que pudiéramos comprenderlo.
Yo no sé lo que es amar y si lo supiera, posiblemente no sabría explicarlo. He supuesto que amo, pero al no saber con exactitud de qué se trata, es fácil llamar a cualquier situación amor.
Y vaya que es una pregunta que se han hecho muchas personas y aún así no somos capaces de responder, sin titubeos, a qué nos referimos cuando amamos. Pero quizá podamos hacer un acotamiento a partir de aquello que no es el amor.
-Amar no es poseer- ¿Cómo podemos comprender esta sentencia? Amar no es decirle a alguien: tú eres mío y, por lo tanto, debes actuar bajo mis parámetros. No es prohibir ni coartar deseos.
¿Pero cuáles son los límites de poseer? ¿La monogamia debería ser puesta entre paréntesis cuando hablamos de no poseer? ¿Qué lugar tienen la lealtad y el compromiso?
Las interrogantes podrían ser infinitas y aún así jamás lograremos concretar una idea.
Me he visto muchas veces cegada por la furia de la desconfianza; por el implacable desamor hacia mí misma. Me ha abrumado la indiferencia y el amor de los otros. He escrito siempre para aclarar mis pensamientos, he escrito desde la dicha y desde la desgracia. Pero aún así, continúo padeciendo la enfermedad de la duda. Esa duda que pone en jaque todas mis decisiones, mis acciones, mis voluntades, mi cabeza y mi corazón.
¿Cómo nos van jodiendo poco a poco nuestros demonios internos hasta que te hacen dudar del mismo amor? ¿Y qué he hecho con respecto a ello? Me he lamentado. Me he compadecido.
Quizá fue mi culpa por irrumpir así, sin más. Nunca le pedí permiso para despertar en él sentimientos nuevos. Trasgredí su tranquilidad al declararle mi amor de la nada. Le di algo que no tenía a alguien que no lo quería; y yo, tan acostumbrada al fracaso, lo envolví en mi incertidumbre hasta que sus demonios adquirieron fuerza de autodestrucción.
Pero, nos acercamos a ese alguien esperando que tenga eso que nos falta. Somos seres en falta buscando constantemente eso otro.Y verse ante la posibilidad de la indiferencia, ante la amenaza, posiblemente fantasma, de la pérdida del ser amado que contiene nuestra "otra mitad", nos volvemos completamente locos. Dejamos que los fantasmas se apoderen de nosotros, los demonios se manifiestan, nos desfiguramos ante las lágrimas y el coraje pero no ganamos nada, tan sólo preparamos el camino para un fracaso anunciado.
Autodestruirse, co-destruirse, quizá esas sean las metas del amor, pero en nosotros queda el distraerlo de su objetivo, ir un paso adelante, alterando su destino. Es curar nuestra podredumbre interna, permitir los vacíos, aprender a vivir con la falta, la única manera de lograr que el amor no nos destruya.
¡Pero qué bonito escribe! no sé amar y honestamente no ha sido algo que me interese en lo absoluto, lo malo de ser hombre es que al decir eso me creen machista y retrógrada, bueno ¿qué se le va a hacer? haha. Buen blog.
ResponderEliminar