Si tuviera un poco más de tiempo, te regalara mi tiempo. Si tuviera un poco más de fe, creyera en ti, sin más. Pero no tengo tiempo ni fe ni a ti.
Si tuviera una fecha exacta para mi muerte, dos días antes correría hacia ti y te diría que jamás entendí tus palabras y que quizá tampoco las escuché. Pero como nadie sabe a ciencia cierta si va a morir, entonces no te digo lo que quieres oír porque de todos modos tú no me entenderías a mí.
Si pudiera comprender lo que leo, escribiría 100 páginas al día y en ninguna hablaría de ti; no porque no quiera sino porque entonces los demás no podrían comprender lo que les quiero decir.
Y como ya nos hemos puesto generosos, si supiera cómo pensar correctamente, si poseyera un método para conducirme, que no diera lugar al caos, entonces jamás hubiera podido pensar en ti.
Y entonces vaya vida más aburrida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario