Había una vez, en uno de esos países castigados por Dios, una jovencita de nombre Casimira. Casimira era única, como todos, y su carácter era impredecible, como el de todos. Esta joven vivía en una de esas ciudades modernas habitadas por gente apresurada que ven pero no observan, que oyen pero no escuchan, que andan por ahí y por allá sobreviviendo y coexistiendo miserablemente. Pero eso no es lo importante; no hay mucho que decir porque todo está dicho ya en otros relatos que hablan de individuos con las mismas características. Así pues hablemos de Casimira que, bueno, tampoco escapa de la norma pero es la protagonista de esta historia.
A Casimira le gusta la cerveza. También es un poco huraña y olvidadiza pues está hecha a imagen y semejanza de Dios, el mismo Dios que se olvida de algunos rincones de este melancólico mundo. Así, nuestra amiga Casimira también suele olvidarse de algunos detalles que, a su vez, la hacen olvidarse de las cosas que la ponen huraña. Uno de esos detalles son las pláticas con los amigos. "Los amigos" es una categoría extraña que se utiliza para clasificar a un conjunto de personas con ciertas características específicas que provocan algunas emociones y generan una especie de experiencias que alteran el curso de un individuo en particular. Por ejemplo, unas de las características de los amigos de Casimira es que son muy divertidos -a veces-, que también les gusta la cerveza -a veces- y que usan celular -siempre-.
Partiendo de aquí, Casimira los recuerda y los llama. Están en una reunión parcial, divirtiéndose, bebiendo cerveza y con sus celulares disponibles. Celebran un nacimiento ocurrido hace 22 años y que, con el tiempo, ha dado lugar a otra jovencita. Casimira, en la distancia, celebra con ellos. Y es que mientras nuestra amiga se encuentra en una de esas ciudades grises de las que todo mundo habla, sus amigos se encuentran en otra ciudad, a unos muchos kilómetros de ahí, que es gris con azul.
Entonces, ocurre lo que todos esperaban: los mundos dejaron de ser tan patéticos debido a que algunas de las características de los amigos de Casimira provocaron ciertas emociones y generaron una experiencia, por medio de la tecnociencia, que alteró el curso de un individuo en particular, que en este caso resultó ser nuestra conocida Casimira. Recordó lo contenta que se pone cuando platica con sus amigos y deseó, con todas las fuerzas que aún tenía un sábado por la noche, estar con ese conjunto de personas para poder beber cerveza y ser todavía más feliz.
Sin embargo, no todo es tan fácil para Casimira. Si ella quiere vencer el deseo, si quiere eliminar el factor de la distancia primero debe terminar dos de las misiones que, como piedras, detienen el curso del río.
Por un lado debe enfrentarse al temible Yo absoluto de su archienemigo Juan Godofredo Fichte. Una vez que haya vencido al tenebroso alemán, se enfrentará a la prueba final: lograr que aeroméxico le permita regresar con todo su equipaje. ¿Podrá Casimira vencer a sus enemigos más próximos y reunirse en la cantina con sus compañeros?
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