Pensamientos de una mañana de otoño

Por estos días han venido varios y variados pensamientos a mi cabeza. De repente me veo asediada por banalidades intrascendentes como la falsa necesidad de cortarme el cabello y pintarme las uñas hasta el sentirme abrumada por no comprender cómo funciona el mecanismo de pensamiento en los seres humanos y su relación con las acciones y pulsiones que experimenta. Pero ese es el detalle: que me siento sobresaturada pero al mismo tiempo con demasiados espacios en blanco para poder divagar con ese montón de ideas.
Quizá suene un poco estúpido pero es que en realidad no puedo comprender qué es lo que sucede; no sé si todo está en relación con esta manía de querer darle respuesta o sentido a cada suceso, cada acción que ocurre conmigo o los demás. Tengo la cabeza hecha un desastre y bueno, escribo para ver si puedo embonar un poco todo esos pedazos sueltos que andan chocando unos con otros y molestando a esta flor marchita que busca el sol.

Por un lado experimento una sensación de hartazgo y desprecio por los demás. Los encuentro falsos y con disposición para hacer daño: "las palabras pesan como el aire pero agitan como el huracán". Sin embargo, trato de repetirme que cualquier problema que pueda presentarse con equis individuo, empieza y termina en él mismo. ¿O seré yo la del problema? Eso es algo que me mantiene en constante confusión. ¿Será que mi naturaleza femenina me predispone al drama y el caos?

Uno de mis curiosos deseos hacia mí misma es: mí misma, tienes que ser menos clavada. Cualquier situación me inquieta. Si alguien me ha dicho algo, si alguien se ha comportado conmigo de cierta manera, si alguien no lo ha hecho, esa necia idea por querer saberlo todo, hasta los pensamientos de los demás y las razones por las cuales actúan de esa manera. "Mí misma, tiene que valerte madre las cosas más seguido". Todo eso está en movimiento y choque y no me deja concentrarme en cosas que de verdad importan o que de verdad me afectan a futuro, como lo escolar.

Ahora bien, no sé quien soy. ¿Quién es Flor? ¿Cómo es Flor? ¿Está bien ser como soy? Eso me ha hecho vivir inauténticamente, de forma inconstante y patética. Hoy soy feliz, mañana soy misántropo. Hoy canto a la vida, mañana leo apologías de lo obscuro. De repente he sentido la necesidad de la música, más música...mi música ya no me satisface por completo. Alguien menciona x grupo, yo lo escucho. Después me siento culpable. Me siento absurda e intrusa. ¿Por qué? 

Ese miedo a ser juzgado por los demás nos vuelve verdugos de nosotros mismos, para destrozarnos primero antes de que el otro lo haga.

En mi carpeta "Música" tengo desde Thrash, Death, Black, Doom, Progresivo, Grind, Speed, Power, Heavy... Trova, Rancheras, Boleros, Folclórica... Punk, Crust, AnarcoTrova... Rap, Hip-Hop, Electrónica...Rock, no Rock. Punto. Me siento en todos lados y en ningún lugar. Pero más que por mí -que experimenta placer con todos esos géneros- por el juicio externo. ¿Seré realmente quien se muestra en esa algarabía de géneros? ¿Será que debo enfocarme a alguno en específico para no sentirme tan perdida? ¿Tendrá acaso relevancia preguntarme sobre esto? ¿No será otro de mis dramático autosabotajes?

¿Quién soy?

Me gusta lo nuevo. Me gusta el cambio, me gusta el movimiento y la renovación. Me gusta la idea de ir siendo. Pero eso ¿no haría mi identidad, mi esencia algo inalcanzable, sosteniéndome así en una constante angustia?

Quizá necesito alejarme un poco desto y lotro.