Cuando crees en algo al pie de la letra, terminas por exagerar las cosas
ad absurdum. El verdadero partidario de determinada política nunca se toma en serio sus sofismas, sino tan sólo los objetivos prácticos que se ocultan tras esos sofismas. Las frases políticas y los sofismas no están, naturalmente, para que la gente se los crea; su función es más bien la de servir de disculpa compartida, establecida de común acuerdo; los ingenuos que se los toman en serio terminan antes o después por descubrir las contradicciones que encierran, se rebelan y al final acaban vergonzosamente como herejes y traidores
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