"Entretanto pienso en aquél otro viaje de París a un castillo en el campo, que tuvo lugar hace más de 200 años, el viaje de Madame T. y el joven caballero que la acompañaba. Es la primera vez que están tan cerca el uno del otro y la indecible atmósfera de sensualidad que les envuelve, nace precisamente de la lentitud de la cadencia: mecidos por el movimiento del carruaje, los cuerpos se rozan, primero sin querer, luego queriéndolo, y se traba la historia."
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