viernes, 9 de noviembre de 2012

Sobre las buenas acciones que se lleva el viento.

Hay ocasiones en las que me pregunto, ¿qué tan genuinas son las "buenas" acciones? No debemos engañarnos. Creo que muchas de las buenas acciones que realizamos tienen un fin ulterior. De una u otra manera se nos ha invitado a ser buenas personas con un  beneficio personal. Esperamos que nuestro acto sea reconocido pues nos han enseñado "el que obra bien le va bien" y por lo tanto si ayudamos a los demás, la vida, el karma, dios o como quieran llamarle, nos recompensará. Pero eso mismo, se ha encargado de demostrarnos lo contrario.
Kant, decía que la buena voluntad es buena en sí misma. O sea, que no es buena por lo que efectúe o realice , no por su adecuación por alcanzar algún fin propuesto; es buena sólo por el querer, buena en sí misma. Y que aún cuando cualquier factor externo que le queramos atribuir, no nos permita llegar al fin -secundario a ésta- que queríamos alcanzar, y siempre y cuando no quedase como mero deseo sino como un acopio de todos los medios en nuestro poder, seguiría siendo ésta una buena voluntad bastante valiosa.
Pero creo que esto no sería suficiente para el ego, bendito y traidor.
Perdón si me muestro bastante escéptica, pero la buena voluntad, así como la plantea Kant, no calma por completo mi inquietud. No creo que nos guiemos por una buena voluntad buena en sí -que de alguna manera representa un ideal- sino que existe un deseo férreo de que se cumpla el fin propuesto para que éste pueda ser reconocido y recompensado.
Pero, repito, no hay un juez divino tomando nota de nuestras buenas acciones que nos asegure el cielo o por lo menos una estancia menos atormentada en la tierra. Nuestro único regulador son los otros a quienes, desgraciadamente, no podemos exigirle que demuestren gratitud o por lo menos una revalorización de nuestros actos.
Visualizo dos posibles soluciones: a) o dejamos de ser tan disimulados, pensamos en los otros y no sólo en nosotros mismos; b) o de plano, como santo de iglesia, realizamos nuestras "buenas" acciones sin un fin ulterior, tan sólo por la satisfacción personal de ayudar al otro - y planteo esta contraria de no dejar de realizar obras necesarias para los demás porque creo que no debemos caer en el error de querer dejar de ser víctimas para convertirnos en verdugos-

O bueno, ¿por qué no conjugar ambas? No necesariamente una parte tiene que ceder completamente; es posible también que ambas cooperen de alguna u otra manera.

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