En estas elecciones no ha sido la excepción, sin embargo el contexto es distinto.
Es la primera vez que participaré en elecciones para presidente de la república. Tengo cuatro opciones "oficiales", cuatro partidos que poco o nada reflejan la ideología que militaban en sus inicios. Cuatro propuestas que rozan en lo mismo, cuatro individuos que, por más que lo intentan, no logran esconder sus intereses meramente políticos.
Aunado a esta imposición (candidatos que yo no escogí), se encuentra un movimiento que le ha otorgado novedad a este tiempo electoral. El #YoSoy132. Movimiento estudiantil-ciudadano surgido en una de las universidades privadas del país, a raíz del rechazo que mostraron los estudiantes ante el candidato "favorito". Éstos exige una democratización de los medios de comunicación así como el respeto y la no alteración de los resultados.
La pregunta sobre "¿quién vas a votar"?" ha tomado otro rumbo. Ahora el interés ha girado en torno de "¿apoyas el movimiento #YoSoy132?" y te critican si no has tomado la palabra en las redes sociales o si no has ido a manifestarte.
Pero, ahora les pregunto yo: ¿Qué tan lejos quieren llegar con este movimiento?, ¿tiene una intención fuera de la coyuntura electoral?. La cobertura que se le ha brindado y el apoyo por parte de otros activistas es impresionante. El alcance mundial también es bastante considerable y, de cierta manera, admirable. Sin embargo, algo que había mencionado con anterioridad, es que uno de los mayores peligros que enfrenta el pueblo, es el pueblo mismo. Recordemos que no se trata de un "lanzar la bolita" y "lavarnos las manos". Gritar consignas, indignarnos y plasmarlo en pancartas es interesante y bueno, pero no suficiente. El cambio verdadero no puede irse a gritar si no se ha implementado, primero, en uno mismo.
Exigir la construcción de un castillo sobre un pantano, tan sólo logrará que en algún futuro se derrumbe y entonces culparemos a los albañiles sin darnos cuenta de que somos autores intelectuales de tal fracaso.
Cambiemos nuestros paradigmas, nuestros hábitos, no seamos corruptos, respetemos lo que haya que respetar, queramos al mundo (país) así como le exigimos a los otros que lo hagan.
"¡Hipócrita! Echa primero la viga de tu ojo, y entonces mirarás en echar la del ojo de tu hermano."
Después que hayamos logrado el cambio en nosotros, entonces leamos con atención la siguiente sentencia de Bertolt Brecht :
Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida, esos son imprescindibles.
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