viernes, 8 de junio de 2012

Fútbol Fútbol.

He dicho con anterioridad que me gusta el fútbol.
Es una de mis "F" características.
Pero hoy, justo hoy, un día cualquiera, un insípido viernes, una mañana de junio -mientras el desvelo y el aburrimiento se revelaban- una reflexión inundó mis pensamientos y coloreó mi vida de una manera cegadora.

He hablado sobre lo que representa el ambiente futbolero para las grandes empresas: negocio. He hablado sobre lo que representa para ciertos jugadores: reconocimiento. Lo que representa para la afición en general: entretenimiento y escape de la vida laboral. Pero se encuentra otro sector al cual favorece magnificamente. El sector que, si bien nuevo y poco valorado, es el que sin duda sale bastante beneficiado (claro refiriéndolo al mero entretenimiento): la afición femenina.

Soy mujer y me gusta el fútbol. Disfruto viéndolo, lo entiendo, lo llegué a jugar, pero independiente de ello, es sin duda, uno de mis pasatiempos preferidos. Y bueno, ¿por qué hacer la aclaración de que soy mujer?. Pues porque lo interesante aquí, es que el fútbol que más vende, que más se muestra, es el de jugadores hombres. Muchos de ellos bien parecidos. Ergo, si eres mujer, entiendes de fútbol y disfrutas verlo, puedes llevarte además, un buen taco de ojo. Fin.

Sí, lo sé, es burdo y quizá pretencioso, pero no cabe duda de que es una gran verdad.

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