miércoles, 23 de mayo de 2012

Algo

"¿Será que la ausencia de miedo a la muerte, es producto de no encontrarle sentido al mundo?"

Para poder vencer la soberbia, que por años habita mi espíritu, es necesario trascenderme. Caducar mis viejos paradigmas y romper ciertas relaciones absurdas con el pasado...ese tan ajeno pasado.
Nos encontramos en la búsqueda de un éxito que no nos corresponde, pues es un éxito que los otros han deseado y establecido para poder proyectar en nosotros lo que alguien más ha proyectado en ellos. No sabemos que queremos pero sabemos que lo queremos. -¿Qué es la felicidad?- nos preguntamos constantemente. Hay quien dice que el dinero y los bienes; otros que el reconocimiento y otros más que hacer lo que a uno le plazca. El problema no es que cada quien vea realizada su idea, el problema es que intente imponerla en los demás y el problema es, también, confundir tus supuestos de éxito con la felicidad de los demás.
¡Nooo!, ¡Nooo! a mi no me importan ni la fama, ni la fortuna, ni siquiera el poder. No deseo la vida eterna y si mi "yo" se extingue con el tiempo, me importa poco, mejor dicho, nada. Se equivocaron los filósofos y los psicólogos conmigo. Si yo pudiera desprenderme de la sociedad y del concepto de hombre....si pudiera ser vagabunda. Pero alguien inventó algo llamado conciencia y algo llamado moral. Y alguien inventó la culpa y me hizo tragar esas tres cosas, por toda mi vida. Veinte años siendo domesticada. Veinte años hinchándome el pecho y pegándome alas.

Y ahora... ahora las cortan, me doy contra el suelo y empiezan los inevitables golpes. Tengo que trascenderme y vencer mi soberbia. No vencerme a mí, sino aliarme conmigo. Y así es como empieza el camino de la soledad.

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