No hay nada que recordar
No hay nada que olvidar
es triste
y
no es triste
parece que la cosa
más sensata
que una persona
puede hacer
es estar sentada
con una copa en la mano
mientras
las paredes
blanden sonrisas de despedidas.
Uno pasa
a través de todo ello
con una cierta
cantidad de
eficiencia
y
valentía
entonces se va.
Algunos aceptan
la posibilidad de Dios
para ayudarles en
su paso
otros lo aceptan
como es
y por estos
bebo esta noche.
CB
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